La ubicación estratégica e histórica de Tánger, en particular su posición sobre el Mar Mediterráneo y el
Océano Atlántico, ha contribuido a convertirla en un punto de contacto entre muchas civilizaciones,
donde muchos pueblos han vivido a lo largo de la historia.
Los vándalos, púnicos, romanos, fenicios y otros pueblos se asentaron en Tánger, donde existen
numerosos monumentos y lugares históricos que atestiguan el paso de estas diversas civilizaciones.
En el año 711, llegaron los árabes y la ciudad se convirtió en el corredor de tránsito del ejército musulmán
hacia tierras de España, liderados por Tariq ibn Ziyad.
En 1471, Portugal controló Tánger tras tres intentos fallidos, por lo que jugó un papel muy importante en
el ámbito de los intercambios comerciales, lo que provocó un aumento del interés de los países europeos
por su importancia y características, de forma que Inglaterra la controló gracias a que se convirtió en dote
durante la boda del rey Carlos II.
Con el tiempo, Tánger se transformó en un puerto marítimo debido a la presencia de piratas, antes de
recuperar gradualmente su antigua importancia y distinción.
Entre 1911 y 1912 se firmó un protocolo internacional para Tánger con el Sultán de Marruecos., y en
1923 se convirtió en zona internacional con la firma del estatuto de la ciudad. El acuerdo de 1925 reunió a
un grupo de países importantes que lo ratificó y dio inicio. España mantuvo el control de Tánger de 1940
a 1945, violando así este Protocolo Internacional, debido a la Segunda Guerra Mundial.
En 1956 Tánger volvió a ser una ciudad marroquí tras firmarse la declaración final del estatuto
internacional.
En la actualidad, Tánger es una de las ciudades culturales, comerciales, agrícolas e industriales más
importantes de Marruecos.